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Navaja suiza

jueves, 5 de abril de 2012

La muerte algun dia será vencida

                                                                
La biología nos enseña que la vida apareció para vivir. La vida no surgió para morir, sino para vivir. De hecho, las primeras formas de vida en nuestro planeta, las bacterias unicelulares que aparecieron hace más de tres mil millones de años, no envejecen. Aunque parezca increíble para quienes no tengan muchas nociones de biología, las bacterias no envejecen y pueden vivir cientos de años, miles de años, y mucho más, mientras no se enfermen y mueran, mientras no sean alimento de otros organismos, o mientras no sufran accidentes fatales. Efectivamente, el hecho de que las bacterias no sufran del proceso de envejecimiento no quiere decir que no mueran nunca, pero por lo menos no envejecen como nosotros los seres humanos. Cuando las bacterias se reproducen, la bacteria madre es igual a la bacteria hija, sin considerar alguna posible mutación. Es decir, la bacteria hija es igual a la bacteria madre y ambas forman colonias que no envejecen, aunque claro que pueden morir si se enferman, si son comidas o si son asesinadas.
Con la aparición de organismos multicelulares hace cientos de millones de años, el proceso evolutivo biológico sólo conservó el no envejecimiento de las principales células para la sobrevivencia de una especie: las células reproductivas. La biología moderna nos muestra que las células germinales no envejecen, aunque el resto de un organismo (formado por las llamadas células somáticas) sí envejece. Es decir, mientras la mayor parte de un organismo envejece, las células germinales permanecen en buenas condiciones. Aunque no parezca intuitivo, hoy sabemos que las células germinales no envejecen y que los óvulos y espermatozoides producidos por las células germinales pueden ser conservados indefinidamente, casi siempre congelados. Pero dichos óvulos y espermatozoides, al igual que embriones congelados, pueden ser descongelados más tarde para ser utilizados. De hecho, gran parte del ganado hoy es producto de la inseminación artificial con óvulos y espermatozoides que pueden haber sido congelados.
 Pues bien, considere el hecho de que esas condiciones ideales eran parte del propósito original de Dios para esta Tierra. Él colocó a la primera pareja humana en el Paraíso terrestre de Edén y les dio una asignación maravillosa: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla”. (Génesis 1:28.) Sí, el propósito de Dios era que tuvieran hijos y finalmente extendieran su Paraíso por toda la Tierra. Aunque después escogieron desobedecer a Dios, demostrando así que no merecían vivir para siempre, el propósito original de Dios no cambió. ¡Y tiene que cumplirse en un nuevo mundo! (Isaías 55:11.)De modo que tenemos que aprender la voluntad de Dios y hacerla. Entonces podemos sobrevivir al fin de este mundo y disfrutar eternamente de las bendiciones del nuevo mundo de Dios. La Biblia promete que en aquel tiempo: “Dios [...] limpiará toda lágrima de [los] ojos [de la gente], y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor”. (Apocalipsis 21:3, 4.)

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